Desde el año 2006, ninguna administración gubernamental ha manifestado la voluntad de reformar la Ley 8/2006, de 24 de abril, de Tropa y Marinería, que lleva en vigor ya 17 años. Esta normativa fue concebida con el propósito de realizar la transición de un Ejército compuesto exclusivamente por hombres que cumplían el servicio militar obligatorio a uno integrado por hombres y mujeres. Para acceder a este nuevo modelo, los aspirantes debían someterse a diversas pruebas de índole cultural, psicológica y física a través de un proceso de oposición.
Las circunstancias que motivaron la promulgación de esta ley en 2006 han evolucionado considerablemente, siendo la OTAN y el panorama político internacional factores determinantes que han alterado la dinámica y las exigencias del ámbito militar. La necesidad imperante de una nueva Ley de Tropa y Marinería se hace cada vez más evidente, dado que la legislación anterior, aunque ha sido objeto de numerosos parches y modificaciones puntuales, no ha experimentado una revisión integral que aborde de manera efectiva los desafíos actuales.
Es fundamental reconocer que las demandas y el contexto operativo han evolucionado de manera sustancial desde la promulgación de la ley en 2006, lo que resalta la urgencia de adaptar la normativa a la realidad contemporánea. Una revisión profunda se hace imprescindible para asegurar la eficacia y pertinencia de las disposiciones que rigen la Tropa y Marinería en el actual escenario geopolítico y militar.
El Compromiso de Larga Duración (CDL) y la institución del Reservista de Especial Disponibilidad (RED) surgieron en un contexto de bonanza económica en el país, cuando la disponibilidad de aspirantes para llenar los vacíos en las Fuerzas Armadas (FAS) era limitada. Estas medidas se implementaron con el objetivo de hacer más atractiva la participación en las FAS, ofreciendo incentivos y garantizando un compromiso a largo plazo por parte de quienes optaban por estas modalidades de servicio militar.
Con el transcurso de los años, las FAS han vuelto a enfrentarse a desafíos relacionados con el Compromiso de Larga Duración, generando problemas de movilidad y contribuyendo al envejecimiento de sus efectivos. Esta situación, a su vez, ha desencadenado una disminución en la motivación de los miembros de las FAS, evidenciando la necesidad de una revisión exhaustiva de estas modalidades de compromiso militar.
Es esencial reconocer que la defensa de la soberanía y la integridad nacional constituyen prioridades fundamentales que trascienden las complejidades administrativas y operativas. Sin embargo, para garantizar una Fuerza Armada efectiva y adaptable, es imperativo abordar los desafíos asociados con el CDL y la figura del RED. Esto implica no solo considerar ajustes a las políticas existentes, sino también explorar enfoques innovadores que puedan abordar las demandas cambiantes del entorno geopolítico y las necesidades de las FAS.
La capacidad de adaptación y la eficacia de las Fuerzas Armadas dependen en gran medida de la gestión adecuada de los compromisos de largo plazo y las modalidades de servicio militar, manteniendo un equilibrio entre la atracción de nuevos talentos, la movilidad operativa y la motivación sostenida de los miembros de las FAS.
La crisis económica del 2008 dejó una huella significativa en las Fuerzas Armadas, especialmente en lo que respecta a las plazas disponibles para la tropa permanente, con una escasez notable en las Especialidades Operativas. Este escenario afectó a numerosos integrantes de las FAS que aspiraban a adquirir la condición de tropa permanente, la cual se obtiene mediante un riguroso concurso-oposición. La falta de oportunidades generó una situación desafiante para aquellos que buscaban consolidar su carrera militar.
En respuesta a esta problemática, el Ministerio ha implementado iniciativas como SAPROMIL, destinadas a apoyar a los Reservistas de Especial Disponibilidad (RED) en su proceso de reinserción laboral. Sin embargo, hasta el momento, el éxito de estas plataformas ha sido limitado. Factores como la burocracia se han convertido en obstáculos significativos, ya que el personal RED a menudo se encuentra en la situación de salir sin los certificados de profesionalidad necesarios. En algunos casos, estos certificados tardan hasta tres años en ser entregados, lo que genera una situación de desamparo laboral considerable para los RED.
Este retraso en la entrega de certificados no solo impacta negativamente en la reinserción laboral de los Reservistas de Especial Disponibilidad, sino que también pone de manifiesto la necesidad de abordar de manera efectiva los procedimientos burocráticos que afectan la transición de los miembros de las FAS a la vida civil. Es crucial buscar soluciones que agilicen estos procesos y garanticen un respaldo adecuado para aquellos que han servido en las Fuerzas Armadas, contribuyendo así a facilitar su integración en el ámbito laboral civil de manera más eficiente.
«Somos militares» encapsula el sentimiento predominante entre los Reservistas de Especial Disponibilidad (RED), un vínculo que va más allá de las disposiciones legales y trasciende cualquier situación administrativa. Este sentimiento arraigado y la vocación que lo acompaña constituyen la esencia misma de los RED, marcando su identidad y compromiso con el servicio militar.
A pesar de las diversas circunstancias administrativas y normativas que puedan influir en el estatus de los RED, su arraigada convicción y dedicación a la profesión militar prevalecen. Este compromiso va más allá de las limitaciones temporales o de las condiciones específicas impuestas por la ley, demostrando la resiliencia y la lealtad que caracterizan a este grupo de individuos.
Este sentimiento compartido de pertenencia a la comunidad militar no solo refleja la fuerza del lazo entre los RED, sino que también destaca la importancia de reconocer y valorar la contribución continua de estos profesionales, incluso cuando su situación administrativa pueda ser objeto de cambios o restricciones. Es un recordatorio de que la vocación militar perdura más allá de las formalidades legales, forjando una identidad única y sólida que perdura en el tiempo.
El limitado conocimiento cultural sobre Defensa en España y la falta de familiaridad de la sociedad con las Fuerzas Armadas han generado consecuencias negativas, particularmente en lo referente a la salud de los Reservistas de Especial Disponibilidad (RED) y sus familias. Esta situación se manifiesta en la exclusión de los RED del Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS), privándoles de un servicio esencial para su bienestar. A pesar de la opción de continuar en el ISFAS mediante el pago de una mensualidad sustancial de 240 €, esta práctica es considerada como una injustificada afrenta y abuso, denotando una negligencia por parte de la Administración.
La expulsión de los RED del ISFAS, junto con la imposición de una tarifa elevada, se percibe como una auténtica falta de consideración hacia quienes han dedicado parte de su vida al servicio militar. Esta situación no solo plantea cuestionamientos éticos sobre la equidad en el acceso a servicios de salud, sino que también subraya la necesidad de una revisión urgente de las políticas que afectan a los RED y sus familias.
La problemática se agrava al considerar a compañeros que han sufrido accidentes durante su servicio militar. La resolución de estos incidentes como ajenos a actos de servicio, con todas las implicaciones que ello conlleva, añade una capa adicional de injusticia y falta de reconocimiento hacia aquellos que han enfrentado riesgos en cumplimiento de sus responsabilidades militares. La situación exige una revisión exhaustiva de los procedimientos y políticas, con el objetivo de corregir estas iniquidades y garantizar un trato justo y respetuoso hacia los RED y sus familias.
El personal RED ha contribuido significativamente a España, entregando un esfuerzo considerable y dedicación incansable en pro del país. La gran mayoría de sus miembros desempeñaron un papel fundamental en la transición hacia un Ejército Profesional Español en una época de cambio, cuando la eliminación del servicio militar obligatorio mediante un Decreto generó un escenario desafiante. En ese momento, la falta de suficientes profesionales en las Unidades requirió un esfuerzo descomunal por parte de los RED, que, con sacrificio, vocación y dedicación, contribuyeron al levantamiento y fortalecimiento de las fuerzas armadas en una etapa crucial.
Es relevante contrastar esta experiencia con la situación en Estados Unidos, un país que también forma parte de la OTAN y comparte bases con España. En Estados Unidos, la cultura de Defensa se caracteriza por un profundo respeto y reconocimiento hacia sus soldados y veteranos, una actitud envidiable que destaca la importancia de valorar y honrar el servicio militar. La referencia a esta cultura estadounidense resalta la necesidad de fortalecer el reconocimiento y aprecio hacia el personal RED en España, reconociendo su contribución esencial a la seguridad y defensa del país.
En este contexto, es imperativo que la sociedad y la Administración reconozcan y valoren el esfuerzo y la dedicación del personal RED, brindándoles el respeto y apoyo que merecen. La revisión de políticas y prácticas que afectan a este colectivo se presenta como una oportunidad para corregir desequilibrios, garantizando un trato justo y digno para quienes han dado tanto por el bienestar de España.
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